Cómo dejar de microgestionar

¿Eres el tipo de jefe que se obsesiona con los detalles y nunca está conforme con el trabajo de su equipo? Es posible que estés microgestionando. Ejercer demasiado control es un obstáculo para completar tareas. ¿Cómo puedes dejar de microgestionar?

COLABORACIóN ENTRE EQUIPOS | 8 MINUTOS DE LECTURA

A la mayoría de los empleados no les agrada que los controlen todo el tiempo. Reconozcámoslo, a nadie le resulta fácil relajarse cuando nuestro jefe está siempre encima de nosotros, revisando y criticando todo lo que hacemos. Es una actitud que reprime la creatividad, genera desconfianza y desmoraliza a los equipos.

Una gestión deficiente está entre las tres razones principales por las que los empleados renuncian, por lo que es conveniente cortar de raíz el comportamiento controlador antes de que dañe la cultura del lugar de trabajo.

¿Qué es microgestionar?

¿Qué es microgestionar?

La microgestión se da cuando un jefe de equipo supervisa y controla de cerca el trabajo diario de sus empleados. Las personas que microgestionan suelen evitar delegar la responsabilidad en los demás para poder tomar todas las decisiones. En lugar de supervisar, imponen.

La microgestión es un estilo de dirección extremista, que no inspira relaciones de trabajo sanas. Si los empleados no gozan de autonomía en su trabajo, empiezan a cuestionarse si su gerente confía en su criterio, sus aptitudes y su experiencia. Esto puede provocar una baja moral e inseguridad. Lo que es peor, puede provocar ansiedad y agotamiento en el lugar de trabajo.

Y, cuando los empleados no están a gusto, buscan oportunidades en otros lugares.

Un informe reciente del CIPD de 2023 revela una conexión directa entre la calidad de la gestión y sus efectos perjudiciales en la salud mental, la satisfacción laboral y el rendimiento de los trabajadores. El informe reveló lo siguiente:

  • El 50% de los trabajadores cuyos gerentes tienen la peor valoración tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud mental, en comparación con el 14% de los trabajadores cuyos gerentes tienen una mejor valoración.

  • El 30% de las personas cuyos gerentes son menos eficaces están satisfechas con su trabajo, en comparación con el 88% de las que tienen gerentes mejor valorados.

  • El 38% de los empleados que trabajan bajo la dirección de los peores gerentes están dispuestos a hacer un esfuerzo adicional, en comparación con el 74% de los que tienen los mejores gerentes.

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta un gerente es aprender a delegar. Si se involucra demasiado en el trabajo de sus empleados, puede dar la impresión de que microgestiona, ya sea intencionadamente o no.

El trabajo de un gerente consiste en orientar y apoyar a sus empleados para que den lo mejor de sí mismos. Los empleados solo pueden alcanzar su máximo potencial si se les da la oportunidad de asumir la responsabilidad de su propio trabajo. Ejercer una microgestión obstaculiza la capacidad de crecimiento de tu equipo.

¿Por qué las personas microgestionan?

¿Por qué las personas microgestionan?

Gran parte de la microgestión tiene sus raíces en el miedo y la inseguridad. Los gerentes temen que los miembros de su equipo hagan algo que empañe su reputación, ganada con tanto esfuerzo. O se preocupan por dar la impresión de estar desconectados si no están al tanto de todos los detalles. Así que lo compensan controlando en exceso.

Estas son las razones más comunes para microgestionar:

  • Falta de experiencia para gestionar e incapacidad para delegar

  • Pérdida de control sobre los proyectos

  • Falta de confianza y respeto

  • Deseo de conectarse con los trabajadores de niveles inferiores

  • Tener empleados con muy poca experiencia en el equipo

  • Echar de menos un trabajo anterior

  • Sentir la obligación de demostrar autoridad para justificar un ascenso o un aumento de sueldo

  • Ser perfeccionista con la necesidad de mantener el control en todo momento

  • Tener una mala imagen propia e inseguridades

  • Creer que el trabajo de los demás puede dejar al gerente como incompetente

Hay una delgada línea entre saber qué ocurre y controlar en exceso, por eso es tan fácil equivocarse a la hora de gestionar.

¿Cómo es la microgestión?

¿Cómo es la microgestión?

Si te inquieta tu tendencia a controlar en exceso a los demás, ¿cuáles son las señales que debes tener en cuenta? Podrías pecar de microgestionar si:

1. Te resistes a delegar trabajo

Para muchos gerentes, la idea de ceder el control a los miembros de su equipo es inconcebible. Delegar les resulta increíblemente difícil, pero esto causa dos grandes problemas. En primer lugar, los miembros del equipo se ven obligados a tener que pedir aprobación para todo, lo que debilita la confianza en sí mismos. Por otro lado, el gerente acaba asumiendo gran parte del trabajo de los demás para mantener un nivel de control alto, lo que le hace descuidar sus propias responsabilidades de liderazgo.

2. Pides actualizaciones con frecuencia

A una persona a la que le gusta tener el control insistirá en que se la mantenga informada en todo momento. Esto resta un tiempo muy valioso al proyecto en cuestión y ejerce una presión innecesaria sobre los empleados. Las personas que sienten que tienen que justificarse constantemente sentirán que no se confía en ellas para hacer su trabajo.

3. Te centras más en los detalles que en el panorama general

Las personas que microgestionan tienden a obsesionarse con los pequeños detalles de las tareas. No logran ver el panorama general de los objetivos de la empresa y lo que los empleados necesitan lograr.

4. Te gusta que se te envíe copia de todas las comunicaciones relacionadas con un proyecto

Querer que te copien en todos los mensajes y correos electrónicos es señal de que temes quedarte al margen. Quienes microgestionan se molestan cuando sus colegas hablan sobre proyectos y toman decisiones sin consultarles.

5. Estableces plazos poco realistas

Los microgestores pueden fijar plazos sin dar margen a la flexibilidad si se producen retrasos inesperados que nadie podía controlar. También pueden interrumpir continuamente los proyectos en curso con tareas más "urgentes", de modo que los equipos se ven obligados a hacer malabares para lidiar con demasiadas tareas a la vez.

6. Tienes que aprobar todas las decisiones

Muchas personas que microgestionan creen que son las únicas con la capacidad de tomar decisiones acertadas. Su necesidad de supervisar todos los procesos de trabajo, incluso los de escasa importancia, hace que hasta los proyectos más sencillos se compliquen innecesariamente.

7. Crees que el trabajo tiene que hacerse a tu manera

Los microgestores tienden a pensar que son los que más saben y controlan el rendimiento de los demás. Si el trabajo de un empleado no está a su altura, lo revisan continuamente y, con frecuencia, creen que trabajan con personas menos capaces que ellos.

8. No compartes información con tu equipo

Los gerentes que ejercen un mayor control intentan ser indispensables, por lo que no comparten demasiada información y optan por no compartir los conocimientos y aptitudes que adquieren. Se sienten amenazados por otros miembros del equipo que creen que podrían aspirar a ocupar su puesto.

9. Tienes un nivel de rotación de empleados elevado

No es sorprendente que a la mayoría de los empleados no les guste trabajar con un jefe que microgestione. Un trabajador que se siente disconforme, desmotivado y en el que no se confía tendrá bajos niveles de satisfacción con su trabajo. A su vez, esto conduce a un mayor ausentismo del personal y a niveles de retención más bajos.

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Cómo dejar de microgestionar

Cómo dejar de microgestionar

La microgestión puede ser un hábito difícil de superar, pero es importante aprender a ceder el control para sacar lo mejor de tu equipo. Estas son las formas de terminar con la microgestión:

Arma tu equipo con cuidado

La mejor manera de dejar de microgestionar es rodearte de personas en las que puedas confiar para que hagan bien su trabajo. Es cierto que es más fácil decirlo que hacerlo, pero intenta contratar a las personas adecuadas desde el principio y dales las herramientas y la información de incorporación que necesitan para tener éxito. Es menos probable que tengas que microgestionar a alguien que tiene las competencias y la experiencia que necesitas para obtener grandes resultados.

También es positivo para la empresa. En puestos de mucha rotación, contratar y formar a un empleado para cubrir el puesto puede costar alrededor del 16% de su salario.

Céntrate en los resultados más que en las tareas

Cuando asignes una tarea, explica qué hay que hacer, no cómo hacerlo paso a paso. La manera que tú prefieras de hacerla no es necesariamente la única. Mientras se llegue al mismo resultado y se cumpla un plazo realista, no debería importar que las tareas se hagan de una determinada manera.

No obstante, deja claro a los miembros del equipo que pueden pedirte ayuda si tienen dificultades para terminar una tarea a tiempo.

Practica delegar

Delegar tareas importantes en otra persona es difícil si tu impulso innato es tomar el control. Sin embargo, delegar es una habilidad esencial que todos los gerentes deben aprender.

Si la idea de soltar el mando te incomoda, practica delegando primero tareas pequeñas y menos importantes antes de pasar a proyectos más grandes. Al delegar la responsabilidad, das a tu equipo la capacidad de convertirse en mejores empleados.

Gestiona tu propio tiempo

Determina en qué tareas es crucial que participes y cuáles puedes asignar a otra persona. Puede haber ocasiones en las que sea necesario prestar más atención a un proyecto concreto, por ejemplo, si acabas de firmar un nuevo contrato o hay quejas de un cliente valioso.

Sin embargo, en última instancia, cuanto más delegues y gestiones la productividad de forma eficaz, más tiempo libre tendrás para dedicar a actividades que generen más ingresos para tu empresa.

Aprende cómo a los miembros de tu equipo les gusta que los dirijan

Preguntar a todos los miembros de tu equipo cómo prefieren que los dirijas es una buena idea, ya que algunos querrán recibir más instrucciones que otros. También es una oportunidad para que te sinceres sobre lo difícil que te resulta dejar el control y que te gustaría que te mantuvieran al tanto de todo, pero no minuto a minuto.

Al mantener una conversación seria y bidireccional, demuestras que valoras las opiniones de tu equipo. Esto genera confianza.

Días sin reuniones

Un estudio demuestra que los días en los que no hay reuniones pueden reducir significativamente el estrés y los efectos de la microgestión. Concede a los empleados libertad para trabajar por iniciativa propia y colaborar con sus colegas de forma natural, sin forzar las interacciones con reuniones.

Sal de tu zona de confort y aprende a confiar

No es fácil, pero dar a tus empleados más responsabilidad aunque no te sientas a gusto será mejor tanto para ellos como para ti a largo plazo. Bríndales la oportunidad de demostrar que pueden dar un paso adelante y resolver problemas por su cuenta. Con más responsabilidad y menos intervención, la mayoría tendrá un desempeño mucho mejor y, con el tiempo, no necesitará demasiada gestión.

Si las cosas no salen exactamente como te gustaría, intenta no reaccionar de forma exagerada. Considéralo como una lección aprendida para la próxima vez.

Si bien es bueno dar más autonomía a los empleados, esto no significa que debas sobrecargarlos con más trabajo y responsabilidades. Ni tampoco debes dejar de controlarlos y darles tu opinión. Haz saber a los miembros de tu equipo que pueden contar contigo si lo necesitan. De lo contrario, aprende a confiar en su juicio y sus aptitudes para que puedan crecer como equipo y tu organización pueda progresar en conjunto.

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